Historia, leyendas y curiosidades de nuestra ciudad.

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viernes, 27 de enero de 2017

Visitando la Catedral, -III. Capilla de San Isidoro. Puertas del Nacimiento y de la Asunción. Altares aledaños.


En la entrada anterior terminamos ante la Capilla de San Laureano, última del lado sur del templo. Formando ángulo de noventa grados con ella se encuentra la Puerta del Nacimiento o de San Miguel, en el lado oeste de la Catedral, que será el que comencemos hoy a recorrer.

Esquina suroeste de la Catedral. De izquierda a derecha: 
Capilla de Santa Ana, Capilla de San Laureano y Altar del Nacimiento.
Esquina suroeste de la Catedral. De izquierda a derecha: Capilla de San Laureano, Altar del Nacimiento, Puerta de San Miguel, Altar de la Virgen de la Cinta y Capilla de San Isidoro.
Puerta de San Miguel o del Nacimiento.
Rosetón sobre la Puerta de San Miguel: La Anunciación. Vicente Menardo, 1.555.
A la izquierda de dicha puerta está situado el Altar del Nacimiento. Tanto el retablo como la reja plateresca que delimita el altar fueron costeados por el mercader Francisco de Baena. 
Altar del Nacimiento. Vista frontal.
En el retablo se encuentran varias obras del pintor de la escuela sevillana Luis de Vargas, que se realizaron a partir de 1.555. La escena central corresponde a La Adoración de los Pastores, uno de sus mejores trabajos, de clara influencia italiana; no en vano residió allí veinte años y compartió taller con alumnos de Rafael. Esta representación sirvió de base a la casa Maumejean para elaborar la vidriera situada en la capilla de San José de esta Catedral. El resto de las pinturas corresponden a La Anunciación, La Presentación, San Juan, San Lucas, San Mateo, San Marcos y La Adoración de los Reyes
 La Adoración de los pastores. Luis de Vargas, 1.555.
Calle izquierda del altar.
Calle derecha.
Pintura central del banco.
Pasando la Puerta de San Miguel, habitualmente cerrada, encontramos el conjunto de la Capilla de San Isidoro, que consta de la capilla propiamente dicha y dos altares, abiertos al exterior, situados a los lados de la portada. 
Conjunto de la Capilla de San Isidoro (centro), el Altar de la Virgen de la Cinta (izquierda) y el Altar de la Virgen del Madroño (derecha).
El de la izquierda es el Altar de Nuestra Señora de la Cinta. Muy pequeñito, fue dotado por el canónigo Antón González de Chaves, fallecido en 1.478 y cuya lápida encontramos al pie del altar. En él se muestra una escultura en barro cocido y policromado de la Virgen de la Cinta, atribuida al escultor Lorenzo Mercadante de Bretaña, que se cree realizada en fecha próxima a 1.470. La imagen posee una larga cinta en torno a su cintura, la cual simboliza consuelo, remedio y protección, constituyendo el origen de su advocación. El retablo actual, barroco, es del siglo XVII.

Altar de Nuestra Señora de la Cinta.
El origen de esta advocación mariana es muy antiguo. Según la leyenda publicada en 1.714 por fray Felipe de Santiago, un zapatero de nombre Juan Antonio invocó a la virgen por tener un intenso dolor en el costado. Poco después encontró una cinta en el suelo y, al ceñírsela, el dolor desapareció inmediatamente.
Una espectacular portada-retablo delimita la Capilla de San Isidoro, junto a una reja realizada en Amberes en 1.660. En su interior se sitúa un retablo ensamblado por Bernardo Simón de Pineda, con esculturas de autor desconocido que representan a San Isidoro, con libro y báculo, San Francisco y San Diego de Alcalá (primer hermano lego franciscano que fue canonizado). La puerta de la pequeña sacristía de esta capilla esta tallada en madera y es obra también de Bernardo Simón de Pineda.
La reja de la Capilla de San Francisco fue realizada en Amberes, sobre 1.660.
Zona alta de la portada.
Retablo de San Isidoro, ensamblado por Bernardo Simón de Pineda en 1.660.
San Francisco de Asís.
San Isidoro.
San Diego de Alcalá.
Ático del retablo, con San Fernando, y bóvedas de la capilla profusamente decoradas.
La puerta por la que se accede a la pequeña sacristía de la capilla 
es también de Bernardo Simón de Pineda.
En el siglo XVI se instaló en ella la que se llamó "Librería del Canto Llano", siendo conocido a partir de ese momento con el nombre de Capilla de la Librería Vieja, hasta 1.661, en que fue dotada por la familia Puente Verástegui.
El Altar de la Virgen del Madroño, muy semejante al de Nuestra Señora de la Cinta, se sitúa al lado contrario de la Capilla de San Isidoro. De fines del siglo XV, fue dedicado por Diego Alonso de Sevilla al Descendimiento de la Cruz. Contiene una composición escultórica realizada en alabastro policromado en la que se representa a la Virgen con el Niño, conocida antiguamente como "de las Ánimas"; a sus pies, un ángel arrodillado en actitud de ofrenda. Se cree que el conjunto fue realizado también por Lorenzo Mercadante de Bretaña alrededor de 1.455.
Por cierto, que el altar se encuentra en excelente estado, pero al grupo escultórico le pasa como a mi coche, que le va haciendo falta una mano de pintura.
Altar de la Virgen del Madroño.
Dotado en 1.478 por Pedro Ruiz de Porras, el Altar del Ángel de la Guarda fue conocido como Altar de la Pasión Grande; más tarde estuvo bajo la advocación de la Virgen de la Candelaria y San José. Se encuentra situado en el interior de un antiguo arcosolio gótico, a la izquierda de la Puerta de Asunción.
Altar del Ángel de la Guarda.
En este altar cuelga el bellísimo cuadro El Ángel de la Guarda, pintado por Murillo originariamente para el convento de los Capuchinos de Sevilla, hacia 1.665, y que fue donado a la Catedral en 1.814 por los frailes, en agradecimiento por haber custodiado su tesoro artístico en 1.810, con el fin de evitar su expolio de los franceses. Muchas de las obras de arte del convento y de la Catedral se trasladaron a Gibraltar para evitar la rapiña del infame Soult. Peor suerte corrió el lienzo que hacía pareja con el ángel, un San Miguel que se perdió en el mencionado traslado. Ambos cuadros no formaban parte de los ciclos situados en la iglesia del convento, sino que se situaban en estancias interiores..
El Ángel de la Guarda. Bartolomé Esteban Murillo, hacia 1.665.
Murillo interpretó a su Ángel de la Guarda tal y como la mentalidad popular solía imaginarlo, es decir, manifestando una imagen de amparo y protección hacia el niño en el difícil camino de la vida, para llevarle a salvo al Cielo.
Demos un vistazo general a lo recorrido hasta ahora:
Esquina suroeste de la Catedral.
Pasamos ahora ante la Puerta de la Asunción o Puerta Principal, sobre la que se sitúa un gran rosetón ocupado por una hermosa vidriera, que representa a los Cuatro Evangelistas, obra de Vicente Menardo, de 1.557; sobre él aparece un conjunto escultórico del Calvario, de cuyo autor o datación no he podido averiguar nada. Posteriormente, un amable lector me indica que, antiguamente, Cristo estaba acompañado por los dos ladrones, igualmente crucificados.
Interior de la Puerta de la Asunción, vista desde la esquina del Trascoro.
Calvario y vitral sobre la Puerta de la Asunción.
Vista frontal de la Puerta de la Asunción.
Calvario y rosetón sobre la Puerta de la Asunción.
Calvario.
Vicente Menardo, 1.557.
El Altar del Consuelo, situado en otro arcosolio gemelo del que acoge el altar del Ángel de la Guarda, pero en el lado opuesto de la Puerta de la Asunción, fue costeado por el bachiller Diego López de Enciso en 1.480 y dedicado a la Consolatrix Aflictorum. Ocupa casi toda su superficie una tabla gótica de gran tamaño que representa a La Virgen del Consuelo, realizada en torno a 1.720 por el pintor de la escuela sevillana Alonso Miguel de Tovar. Protagonizan la escena la Virgen con el Niño, acompañada por San Antonio de Padua y Santiago, el Menor, mientras que a los pies aparece un clérigo arrodillado, el donante del altar, enterrado al pie del mismo. En los laterales del arcosolio vemos dos tallas que representan a San Nicolás de Bari y San Agustín de Hipona (de esta última tengo dudas).
Vista general del Altar de la Virgen del Consuelo.
Virgen del Consuelo. Alonso Miguel de Tovar, 1.720.
Virgen del Consuelo (detalle).
San Nicolás de Bari.
¿San Agustín de Hipona?
Termina aquí esta entrada. En la siguiente terminaremos de recorrer el lado oeste de nuestra Catedral.

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