Historia, leyendas y curiosidades de nuestra ciudad.

Historia, leyendas y curiosidades de nuestra ciudad y sus alrededores

martes, 15 de marzo de 2016

Convento de San Leandro, -IV y final. El muro del Evangelio.

Finalizamos ya el recorrido de la iglesia del convento de San Leandro.

El muro del Evangelio visto desde el presbiterio. Al fondo, junto a la reja del coro bajo, se sitúa el retablo de Santa Rita, después el de San Juan Bautista, a continuación el cancel de entrada y, junto a nosotros, debería aparecer un retablo barroco de la Virgen con el Niño, que queda fuera del foco de la cámara.
En la zona de los pies del muro del Evangelio estaremos ante el retablo de Santa Rita de Casia, intercesora para las causas imposibles o muy difíciles, de gran devoción en la feligresía. Es del siglo XIX y, anteriormente, albergaba la pintura que ahora se muestra en la zona inferior, La Virgen entregando el cíngulo a Santa Mónica
Retablo de Santa Mónica.
Talla de Santa Mónica. Siglo XIX.
La Virgen entregando el cíngulo a Santa Mónica.
La talla de la santa italiana, también del XIX, nos la muestra vestida con el hábito agustino, portando un cetro en la mano derecha y un crucifijo y una rosa blanca (su símbolo) en la izquierda. Está escoltada por pequeñas figuras de San Sebastián y un soldado mártir romano que no he podido identificar.
     
Dos pequeñas imágenes de San Sebastián y un soldado romano no identificado acompañan a Santa Rita.

El retablo de San Juan Bautista es el siguiente. A primera vista se observa claramente que es gemelo del situado enfrente y, por tanto, realizado por el maestro Martínez Montañés y alumnos avanzados. 
Retablo de San Juan Bautista.
Primer cuerpo.
Segundo cuerpo y remate.
Es once años más antiguo, aunque no por ello de peor calidad. Talló personalmente el relieve de la escena central y la cabeza degollada del Bautista.  Son obras de su taller el resto de figuras: la Virgen y San José en el cuerpo inferior y Santa Isabel, Zacarías y la escena de El Bautismo de Cristo en el segundo cuerpo. 
La Virgen María.
San Juan Bautista.
San José.
Santa Isabel.
El Bautismo de Cristo.
Zacarías.
Cabeza degollada del Bautista.
En el banco del retablo hay una cartela referida a los donantes que reza: A mayor gloria de Dios Nuestro Señor y honra del mayor de los nacidos San Juan Bautista, lo mandaron hazer Juan Peñate de Narváez y doña Ana Ximénez, su mujer, para sí y para sus herederos.
Detalle del banco del retablo de San Juan Bautista.
"A mayor gloria de Dios Nuestro Señor y honra del mayor de los nacidos San Juan Bautista, lo mandaron hazer Juan Peñate de Narváez y doña Ana Ximénez, su mujer, para sí y para sus herederos".
El cancel por el que hemos accedido a la iglesia es una magnífica obra barroca, realizado en 1.729 según consta en la inscripción: "Hízose este cancel a costa de Doña Juana de la Parra y Puerto, religiosa de este convento, año de 1.729".
Cancel de entrada a la iglesia.
Detalles del cancel.
Entre el mencionado cancel y el presbiterio nos queda una última parada, el retablo de la Virgen con el Niño. Es barroco, de la primera mitad del siglo XVIII, atribuido a José Maestre. 
Retablo de la Virgen con el Niño. José Maestre, siglo XVIII.
Virgen con el Niño.
Se trata del antiguo retablo de Santa Rita, sustituida actualmente por una talla barroca de la Virgen con el Niño, sin advocación alguna. Está escoltada por las figuras de San Antonio de Padua y San Fernando, luciendo en el gran frontón curvo que forma el ático un Nazareno de gran expresividad. Sobre las dos grandes estípites laterales reposan sendos querubines. El sagrario muestra en su frente una pintura (¿quizá sobre metal?) de un santo postrado ante la cruz.
San Antonio de Padua.
San Fernando.
Remate del retablo.
Nazareno.
Banco del retablo.
Veamos algunas curiosidades:
Azulejo en recuerdo de Nicolás Monardes.
Lápida del presbítero Lucas Pinelo.
Hueco con llave situado en el banco del retablo de la Virgen de Consolación y Correa, donde se guarda (¿guardaba?) una astilla del santo madero.
Aquí termina nuestra visita a San Leandro. Como comenté antes, es una pena no poder recorrer los coros alto y bajo, el refectorio, el claustro o los patios interiores. Comprendo que se trata de un convento de clausura, pero los tiempos han cambiado grandemente y, según observo en la bibliografía, otras personas lo han visitado con anterioridad. Espero que en un futuro estas páginas puedan recoger la visita a las interioridades del cenobio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario