Historia, leyendas y curiosidades de nuestra ciudad.

Historia, leyendas y curiosidades de nuestra ciudad y sus alrededores

jueves, 3 de julio de 2014

Reales Alcázares de Sevilla, -XII. El Palacio Mudéjar, segunda parte.

Plano del Palacio Mudéjar.
Finalizamos la entrada anterior con la visita al Patio de las Muñecas. Si nos colocamos de espaldas a la puerta de comunicación entre el Salón de los Pasos Perdidos y el Patio de las Muñecas, queda a nuestra derecha un arco que nos lleva al Cuarto del Príncipe. Se trata de una habitación dividida en tres salas (la central rectangular y de mayor tamaño y las laterales cuadradas) donde estaba situada la alcoba de la reina Isabel la Católica hasta la construcción del Palacio Alto. El nombre le viene del hecho de que en ella dio a luz, con grandes sufrimientos según las crónicas de la época, a Juan, Príncipe de Asturias, heredero de las coronas de Castilla y Aragón, prematuramente fallecido a los diecinueve años, de tuberculosis.
Vista general del Cuarto del Príncipe.
Desde el otro lado.
El techo de la zona central tiene, como va siendo habitual, un aspecto impresionante con labores de marquetería y policromía, adornado con doradas piñas de mocárabes. La sala situada a la derecha de la puerta por la que entramos, el dormitorio de la reina, más de lo mismo, en tanto que a la del extremo opuesto se accede por un arco igual al anterior. Cuenta con la particularidad de disponer de una ventana de las llamadas francesas que da al Jardín del Príncipe. 
Techo de la zona central.
Techo y arco que da paso a la alcoba de la reina.
Arco de separación entre la zona central del Cuarto del Príncipe y la alcoba de la reina.
Arco y techo de la alcoba de la reina.
Techo de la alcoba de la reina en todo su esplendor.
Una característica de esta sala es que dispone de la única ventana del palacio que da al Patio de la Montería, situado en el lado más largo, frente al arco de entrada.
Única ventana del Palacio Mudéjar que se abre al Patio de la Montería.
Puerta-ventana de comunicación con el Jardín del Príncipe.
Artesonado y suelo (original este último) de la sala opuesta a la alcoba de la reina.
Comentar la existencia de una galería exterior que comienza en esta puerta-ventana y, rodeando el Palacio Mudéjar, llega hasta el Jardín de Troya.
Galería del Palacio Mudéjar que recorre los jardines del Príncipe y de las Flores.
El otro brazo de la galería nos lleva sobre los jardines de la Galera y de Troya.
Regresamos al Patio de las Muñecas y giramos de nuevo a la derecha, con lo que llegaremos a una estancia cuadrada la cual, a pesar de ser original del palacio de don Pedro, se le llama Sala de los Reyes Católicos, debido a fue en esa época cuando se colocó el artesonado que la cubre, decorado con los escudos de Castilla y Aragón. Se trata de una de las pocas dependencias que conserva el suelo original.
Artesonado de la Sala de los Reyes Católicos.
Seguimos adelante y estaremos en una dependencia rectangular de gran longitud, cuya principal característica es su techumbre, que deja de ser de estilo mudéjar para convertirse en plenamente renacentista, manierista incluso, aunque no por ello menos espectacular. Hablamos del Salón del Techo de Felipe II, por ser este el monarca que lo mandó tallar, encargo que confió a Martín Infante, corriendo a cargo de Baltasar de Bracamonte la pintura. Formalmente vemos es un techo de media caña, constituido a base de casetones, con abundantes adornos tallados y pintados, siempre con formas cuadradas y cruciformes. Antiguamente recibía el nombre de Salón de los Pavones, luego veremos por qué.
Salón del Techo de Felipe II. Vista general.
Techo del salón.
A la estancia se abren nada menos que seis puertas que enumero colocado de espaldas a la que hemos entrado (Salón de los Reyes Católicos): por esta misma (como digo, Salón de los Reyes Católicos), la que está enfrente (comunica con un espacio cuadrado sin nombre conocido), la situada a la derecha (nos lleva al Jardín del Príncipe y la galería antes comentada) y otras tres situadas en el lado izquierdo que dan al Salón de los Sevillanos, el Salón de Embajadores y el Salón de los Toledanos.
Puerta y puerta de acceso a la galería del Jardín del Príncipe.
Las más interesantes son la del Jardín del Príncipe, de estilo modernista, de forja y acristalada, adornada con caracteres árabes y, sobre todo, la que da paso al Salón de Embajadores, que no es otra que el Arco de los Pavones, tan hermoso que durante muchos años dio nombre al salón.
Arco de los Pavones. Comunica el Salón del Techo de Felipe II con el Salón de Embajadores.
Se trata de una puerta (más bien una comunicación, pues no tiene hojas que lo cierren) monumental, compuesta por tres arcos de herradura soportados por dos columnas centrales de mármol jaspeado y dos pilastras laterales cubiertas de azulejos y yeserías, contenidos por un alfiz sobre el que aparecen tres celosías cegadas y todo el conjunto enmarcado en otro alfiz ligeramente apuntado. Entre el alfiz de los arcos de herradura y las celosías hay una cenefa en la se representan numerosas aves empleadas en cetrería, a la que era tan aficionado el rey. En las esquinas aparecen dos pavos reales, que son los que dan nombre a esta obra de arte. La vista del Salón de Embajadores desde el salón a través del Arco de los Pavones es un auténtico escándalo y, junto con la media naranja del Salón, lo más fotografiado de los Alcázares.
Vista del Salón de Embajadores desde el Salón del Techo de Felipe II a través del Arco de los Pavones .
La puerta que se encuentra al lado izquierdo del arco de los Pavones nos conduce al Salón de los Sevillanos, en tanto que tras la situada al otro lado está el Salón de los Toledanos. Reciben estos nombres por la procedencia de los artistas que los decoraron. Ambos son muy semejantes, de planta rectangular, con artesonados semejantes a los del Techo de Felipe II y paredes recubiertas de yeserías polícromas. Los dos cuentan con sendas ventanas geminadas que se asoman al Patio de las Muñecas.
Salón de los Sevillanos.
Techo del Salón de los Sevillanos.
Comunicación del Salón de los Sevillanos con el Salón de Embajadores.
Salón de los Toledanos.
Techo del Salón de los Toledanos.
Comunicación del Salón de los Toledanos con el Salón de Embajadores.
No esperamos más y entramos de una vez en el Salón de Embajadores, que no voy a adjetivar porque no conozco ningún calificativo capaz de expresar tanto arte concentrado. Podemos hacerlo a través del Patio de las Doncellas o por alguna de las otras tres entradas del recinto, Salón de los Toledanos, Salón del Techo de Carlos V y Salón de los Sevillanos. Los tres dan paso al Salón por arcos triples de herradura sobre columnas de mármol, coronadas mediante capiteles califales enmarcados por alfiz, con yeserías mudéjares.
Vista general del techo del Salón de Embajadores.
Era la qubba del Palacio, es decir, la sala principal, en la que se celebraba todo el ceremonial de la Corte. Se trata de una estancia cúbica, que representa el mundo, con una bóveda semiesférica o de media naranja, que simboliza el universo, al modo musulmán.
Un paño de azulejos de metro y medio de altura rodea toda la habitación estando la totalidad del resto de las paredes decorada con yeserías y maderas policromadas. Justo en la unión de paredes y bóveda podemos ver una cenefa en la que están recogidos todos los reyes castellanos desde Chindasvinto hasta Felipe III, con inscripciones en las que se recoge el nombre del monarca, la heráldica y las fechas de comienzo y final de cada reinado. Fue restaurada en 2.002 con la colaboración de la Fundación BBVA.

Finalmente, comentar que es una de las estancias en las que se rodó, en 2.014, la quinta temporada de la serie Juego de Tronos.
Uno de los cuatro balcones. Se observa la cenefa con todos los reyes y reinas de España desde Recesvinto hasta Felipe II.

Puerta de comunicación entre el Salón de Embajadores y el Patio de las Doncellas.
Los paños de esta puerta son los originales, realizados por carpinteros toledanos en 1.366. Están compuestos por hojas talladas en madera de pino decoradas con arabescos, doradas y policromadas, con inscripciones en lengua musulmana en su cara externa, y en castellano antiguo en la interna.
Esquina del Salón.
Coronando el salón se encuentra la bóveda de media naranja, obra del carpintero Diego Ruiz, datada en 1.427, que se levanta sobre pechinas de mocárabes dorados. Cuatro balcones se asoman desde el Palacio Alto sobre el salón, construidos en 1.592. Fue restaurada entre los años 1.998 y 2.001, por lo que luce perfecta.
Bóveda de media naranja.
Atravesando el Salón de los Toledanos, ya comentado anteriormente, llegamos a la Sala de los Infantes. Si nos colocamos en el centro de la estancia y nos damos la vuelta, tendremos una estupenda vista mediante la que admirar, a través de los triples arcos de herradura, la Sala de Toledanos, el Salón de Embajadores y hasta la Sala de Sevillanos.
Sala de Toledanos, el Salón de Embajadores y Sala de Sevillanos vistos desde la Sala de los Infantes.
A la derecha de la puerta por la que hemos entrado, hay una habitación, sin nombre conocido por un servidor, compartida con el Salón del Techo de Felipe II. Frente a la puerta de la Sala de Toledanos hay una salida a la galería exterior, a la altura del Jardín de la Galera, guarnecida por un doble arco de forja idéntico al que encontramos antes en el Cuarto del Príncipe.
Vista general de la Sala de los Infantes. Al fondo se encuentra el Salón del Techo de Carlos V.
Salida al Jardín de la Galera.
El suelo de este aposento es de olambrilla, combinada con losas rectangulares, las paredes muestran el ya habitual zócalo de azulejos y, por arriba, arcos adornados con yeserías apoyados sobre ménsulas, en tanto que el techo es muy parecido (si no idéntico) al del Cuarto del Príncipe.
Artesonado de la Sala de los Infantes.
Imágenes de la sala compartida por la Sala de los Infantes y el Salón del Techo de Carlos V.
Seguimos adelante (noventa grados a la izquierda respecto a la puerta por la que hemos entrado) y nos encontramos ya con el último aposento que nos queda por recorrer de este palacio: el Salón del Techo de Carlos V. El nombre proviene, como es natural, por ser el emperador quien ordenó la construcción del mismo con motivo de su matrimonio con su prima, Isabel de Portugal, celebrado en estos Reales Alcázares. Fue realizado por Sebastián de Segovia y consta de filas de octógonos abocinados que se alternan con rombos. En los frisos, también de madera tallada, lucen los escudos de armas del emperador.
Imágenes de la sala situada entre la Sala de los Infantes y el Salón del Techo de Carlos V.
Dispone de tres espacios, rectangular el central y cuadrados los de los extremos, como es habitual en el palacio. La Sala de los Infantes y este salón se comunican a través de un arco de medio punto, enmarcado por varios alfices, a su vez festoneados por arco de medio punto ligeramente apuntado con su correspondiente alfiz, decorado todo con exquisita labor de yeserías policromadas.
El arco del lado contrario ocupa, en cambio, toda la anchura de la habitación, apoyándose sobre capiteles visigóticos que son soportados por columnas de mármol. Este cuarto corresponde, al parecer, al presbiterio de la primitiva capilla del palacio (anterior a la instalación del oratorio del Palacio Alto), estando cubierto por una maravilla de artesonado del más puro estilo mudéjar.

Salón del techo de Carlos V.

Habitación donde se situaba la primitiva capilla.
Artesonado de la capilla.
A la izquierda del salón (según hemos entrado) se abre un gran arco que nos comunica con el Patio de las Doncellas y una ventana geminada idéntica a las que hemos visto con anterioridad. También es igual el friso de yeserías policromadas que encontramos en el muro frontero, en este caso al observado en el vestíbulo del edificio. 
Vista del salón desde la capilla.
Puerta y ventana de comunicación con el Patio de las Doncellas.
Estela de yesería con caracteres cúficos y escudos laterales de los reinos de León y Castilla.
Terminamos aquí el recorrido por el Palacio Mudéjar, tras leer en la prensa la estupenda noticia de que los Reales Alcázares de Sevilla han sido elegidos por la productora estadounidense HBO para rodar la quinta temporada de la aclamada serie Juego de Tronos., con lo que ello significa en cuanto a reconocimiento de la calidad artística y estado de conservación de tan excepcional monumento.

El interior no presenta dificultad para personas con movilidad reducida pues los pocos y pequeños escalones que hay en su interior están provistos de rampas.

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