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Historia, leyendas y curiosidades de nuestra ciudad y sus alrededores

viernes, 31 de enero de 2014

Carmona. Iglesia de San Bartolomé, -I. Exterior y nave de la Epístola.

Tras completar la visita a la iglesia de San Pedro, damos media vuelta y, atravesando la Puerta de Sevilla, nos dirigimos a la también cercana iglesia de San Sebastián, en la calle Prim, número 29. 
Iglesia de San Bartolomé, vista desde la calle Extramuros de San Felipe.

Antes de entrar es interesante rodearla por el lado derecho (calle Domínguez de la Haza) para poder observar la portada de la Epístola original del templo, típicamente gótica, con arco apuntado y abocinada, con varias arquivoltas, estando adornada la exterior con puntas de diamante, y todas ellas apoyadas sobre imposta decorada con motivos vegetales. Sobre la portada, un conjunto de canecillos soporta el alero del tejado.
Portada gótico-mudéjar del siglo XV y torre-campanario del siglo XVIII.
Portada gótico-mudéjar, abocinada, con arco ojival.
Aquí vemos como los arcos se apoyan sobre la línea de imposta,
continuando hasta el suelo mediante baquetones.
Volvemos a la calle Prim, que es por donde se accede al templo a través de la portada del Evangelio, mucho más moderna y sencilla, de vano rectangular. Las puertas están decoradas con escudos formados por dos cuchillos cruzados (San Bartolomé fue desollado hasta morir), con mitra obispal arriba y cruz abajo. La fachada que da a esta calle está enlucida y encalada, sin ningún tipo de adorno.
Fachada de la nave del Evangelio.
La torre, vista desde la calle Prim.

Portada moderna del Evangelio, actual puerta de acceso.
Una vez dentro del templo nos dirigimos, como es costumbre, a los pies del mismo para iniciar nuestro habitual recorrido en el sentido contrario a las agujas del reloj. Allí encontramos un patio, que seguramente sería el atrio de la portada principal, que se abría a los pies de la torre.
Portada principal. La colocación en este lugar del facistol
parece no tener demasiado sentido.
Vista general del templo desde los pies.
A los lados de esta portada se sitúan, sobre sendas peanas, dos santos jesuitas desconocidos, vestidos a la manera bizantina, con ropajes dorados y estofados.
Santos jesuitas no identificados.
En la esquina del muro frontal con el de la nave de la Epístola, sobre otro estante, vemos una Virgen con el Niño y, alrededor de ella, algunas de las treinta y cinco pinturas al óleo que adornan los muros del templo.
Esquina de los muros frontal y de la Epístola.
Virgen con el Niño.
Iniciamos ya el recorrido de la nave de la Epístola contemplando un sencillo altar conformado por arco de medio punto construido con ladrillos, con su interior encalado, donde cuelga un Crucificado de tamaño académico, denominado Santísimo Cristo de San Felipe, realizado en madera policromada y datado en el último tercio del siglo XIV. Procede de la iglesia de San Felipe.
A sus pies se sitúa el Santísimo Cristo Yacente, titular de la cofradía del Santo Entierro, tallado por Francisco Buiza en 1.975. 
Altar del Santísimo Cristo Yacente.
Cristo Yacente. Francisco Buiza, 1.975.
Demos ahora un vistazo a la nave de la Epístola desde este punto. Vemos que el siguiente cuerpo está ocupado por una serie de pinturas al óleo.
La nave de la Epístola desde los pies.
Otra vista de la nave.
Llegamos a la Capilla de Jesús Nazareno. Contiene tres retablos barrocos. El frontal es el retablo de Jesús Nazareno, del primer tercio del siglo XVIII, que sustituyó al anterior, de Fernando de Luque, pintor y dorador marchenero, según contrato firmado el ocho de septiembre de 1.625. Consta de altar, banco, tres calles separadas por estípites y ático.
Capilla de Jesús Nazareno.
Retablo de Jesús Nazareno. Siglo XVIII.
La hornacina central está ocupada por el titular del retablo, obra documentada de Francisco de Ocampo, en 1.607, de tamaño algo mayor que el natural. A un lado, San Francisco de Paula, y al otro, San Antonio de Padua, ambos de Benito de Hita y Castillo, labradas en 1.775. 
Altar y banco del retablo.
Cuerpo del retablo.
Ático del retablo, con relieve de La Santa Cena.
Nuestro Padre Jesús Nazareno. Francisco de Ocampo, 1.607.
San Francisco de Paula. Benito de Hita y Castillo, 1.775.
San Antonio de Padua. Benito de Hita y Castillo, 1.775.
En el ático hay un pequeño manifestador con un relicario de plata que contiene una reliquia de fray Diego José de Cádiz, escoltado por dos pequeños relieves policromados con un Crucificado y una escena del Calvario. En el centro arriba, un relieve de mayor tamaño nos muestra la escena de la Santa Cena. El Sagrario alberga una reliquia de San Bartolomé y una astilla del Lignum Crucis.
A la derecha está el retablo de la Virgen de los Dolores, fechado en 1.750, con imagen de la titular de Duque Cornejo en 1.696. La acompañan San Felipe Benicio y Santa Juliana, ocupando el ático un relieve policromado que nos muestra La Aparición de la Virgen a los Siete Padres Fundadores.
Retablo de la Virgen de los Dolores, 1.750.
La acompañan San Felipe Benicio y Santa Juliana.
Nuestra Señora de los Dolores. Pedro Duque Cornejo, 1.696.
Enfrente, el retablo de la Divina Pastora, con una imagen regalada por fray Isidoro de Sevilla, de gran valor, al ser la segunda imagen tallada en el mundo representando a la Virgen bajo esta advocación mariana. Está realizada en madera, siendo una escultura de candelero o de vestir siguiendo el modelo de la de Santa Marina de Sevilla, Se atribuye a Juan del Castillo, siendo de tamaño inferior al natural; posee pelo natural y cuenta en su ajuar con diversos mantos y sombreros con los que se atavía durante el año.
Retablo de la Divina Pastora.
Divina Pastora. Regalo de fray Isidoro de Sevilla, atribuido a Juan del Castillo.
Bóveda de la Capilla de Jesús Nazareno.
Losa de mármol labrada e incrustada en uno de los pilares de la entrada de la capilla. Según la fecha "HENERO DE 1.614 AÑOS" acaba de cumplir cuatro siglos.
La cabecera de esta nave está ocupada por el retablo de las Ánimas, del siglo XIX y estilo indefinido. Lo preside un relieve que representa a las Ánimas del Purgatorio, sobre las que interceden la Virgen y San Lorenzo ante Jesucristo. Separados por dobles columnas, en las calles laterales vemos las tallas de San Fernando y de Santa Ana con la Virgen Niña. En el ático aparece un santo de cabeza desproporcionadamente grande, que podría ser San Blas, según la documentación consultada. El Sagrario aparece escoltado por los diáconos San Lorenzo y San Esteban.
Retablo de las Ánimas.
Relieve de las Ánimas, con San Fernando y Santa Ana y la Virgen Niña a los lados. Abajo, de pequeño tamaño, San Lorenzo (derecha) y San Esteban (izquierda).
Ático del retablo. ¿San Blas?
Aquí terminamos la primera parte de la visita.


La puerta de entrada tiene un escalón de tamaño considerable, además del que forma el hueco de la puerta de madera.







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